Seguridad Vial: Un asunto de Salud Pública en Bogotá

« La medicina y la salud pública son intervenciones sociales; y los cambios políticos, sociales y económicos son unas intervenciones de salud pública en su sentido más profundo».
Rudolf Ludwig Karl Virchow

Albert Einstein consideraba que La formulación de un problema, es más importante que su solución y es precisamente esto lo que deberíamos tener en cuenta al abordar la Seguridad Vial en Bogotá. La situación de Violencia Vial que se presenta en nuestra ciudad es un problema que debemos abordar desde una perspectiva sistémica, ya que su impacto nos afecta en términos de salud, desarrollo, bienestar individual y colectivo. No olvidemos que “Los accidentes viales son en la actualidad una plaga mundial que cada año acaba con la vida de 1,2 millones de hombres, mujeres y niños. Otros varios millones de personas sufren heridas y algunas de ellas quedan discapacitadas permanentemente.”1 . Dejar en manos de los organismos encargados de la movilidad, y de algunos organismos privados de prevención vial, los cuales muchas veces son financiados por las aseguradoras, el trabajo en materia de seguridad vial con campañas esporádicas de prevención es una muestra de que la formulación que se hace del problema de seguridad vial es inadecuada.

 

Las respuestas a muchos de nuestros problemas no siempre son tan evidentes, a manera de ejemplo podemos decir que mayores niveles de ingreso y prosperidad promueven la adquisición de mas vehículos, de esta manera, el crecimiento del parque automotor y por ende los problemas relacionados al incremento de vehículos en las vías, de la misma forma que un sistema vial ineficiente reduce la calidad de vida de los usuarios. Es por esta razón que en materia de movilidad, las políticas a implementar deben tener carácter transversal, deben ser asumidas desde los organismos responsables de la educación, la salud, la seguridad y la infraestructura de manera articulada.

El médico y científico alemán Rudolf Ludwig Karl Virchow nos dejó un ejemplo histórico que vale la pena resaltar acerca de la importancia de asumir estos retos involucrando a todos los actores sociales desde programas de política pública articulada. Virchow evidencio la necesidad de generar las condiciones sociales y económicas adecuadas para resolver problemas de contagio de infecciones entre la población alemana, lo que implicaba optimizar las condiciones sanitarias, de vivienda y mejorar el ingreso desde una mejor distribución de la renta, entre otras cosas, es decir: involucró elementos de carácter social y económico que determinan la calidad de vida de los ciudadanos.

Los líderes políticos de la época en Alemania, vieron en este tipo de sugerencias y análisis elementos de carácter político que excedían el campo de acción medico y que se involucraba en temas políticos e ideológicos, recordemos que “Cuando la estructura de poder alemán recibió aquel informe, lo tachó de documento político, a lo que Virchow respondió con aquellas famosas palabras: «la medicina y la salud pública son intervenciones sociales; y los cambios políticos, sociales y económicos son unas intervenciones de salud pública en su sentido más profundo». Ésta es la visión que requiere la salud pública”2 .

Dejar únicamente en manos de Movilidad, Medicina Legal, el Fondo de Prevención Vial y la Policía la responsabilidad de reducir la violencia vial en nuestra ciudad es la receta para el fracaso y para consolidar una cultura promotora, o en el mejor de los casos complaciente y tolerante con la violencia vial. Debemos involucrar en este proceso a padres de familia, docentes, empresas, hospitales, universidades, legisladores, jueces, organismos de seguridad….etc., es decir  a todos los actores de la sociedad. Es necesario que todos actuemos con responsabilidad asumiendo nuestro compromiso de ejercer ciudadanía de manera correcta y transformar nuestra cultura vial para construir una sociedad prospera, competitiva,  resiliente y respetuosa de la vida de todos y cada uno de los actores de la movilidad.

La seguridad vial debe ser asumida como un asunto de Salud Pública entendiendo que  se hace referencia al “conjunto de políticas que buscan garantizar de una manera integrada, la salud de la población por medio de acciones de salubridad dirigidas tanto de manera individual como colectiva, ya que sus resultados se constituyen en indicadores de las condiciones de vida, bienestar y desarrollo del país”. Este replanteamiento es muy importante ya que no todas las respuestas a los problemas de salud pasan única y exclusivamente por esa área, desde la academia y la legislación, podemos crear un filtro para evitar que las consecuencias de estos problemas lleguen a los hospitales, “la definición de lo que es salud y enfermedad no es sólo una cuestión científica, sino también social y política, entendiendo como tales las relaciones de poder dentro de la sociedad.” 4

Este cambio de perspectiva requiere de una ciudadanía comprometida, resiliente, respetuosa y corresponsable, que asuma su compromiso de ejercer ciudadanía manteniendo siempre el equilibrio entre los Derechos y Deberes. Necesitamos des-aprender y renunciar a las lecturas tradicionales y fatalistas de la realidad, porque en nuestras manos está la posibilidad de construir una mejor sociedad y dejar de sufrir las consecuencias de la falta de Cultura Ciudadana.

Este es un desafío global, no olvidemos que “A pesar de los esfuerzos de la Organización Mundial de la Salud y, desde el año 2004, de la mismísima Asamblea General de las Naciones Unidas, el problema de percepción cultural del siniestro vial como un hecho del destino o de Dios persiste en la gran mayoría de los integrantes de nuestras sociedades latinoamericanas. Y dada la experiencia en las naciones que hoy son líderes en la materia, difícilmente suceda este radical cambio cultural sino se incorpora la Educación Vial en forma efectiva en la currícula formal de la sociedad” 5.

Existen interesantes ejemplos de construcción de Cultura Ciudadana en materia de seguridad vial con programas que involucran a la Ciudadanía  como sujeto de derechos y deberes, como un elemento activo en la construcción de una mejor movilidad en los entornos urbanos, por ejemplo, “El Gobierno del Brasil, a través del Ministerio de las Ciudades, dedica esfuerzos considerables al desarrollo y a la aplicación de campañas y programas de educación y seguridad viales que hacen hincapié en la participación de los ciudadanos”6 .

Aunque este es un tema de movilidad y se asume desde la temática de Seguridad Vial, en realidad estamos frente al desafío de proteger nuestra vida, por esta razón, cada falla por parte de cualquiera de los actores de la movilidad se paga con la vida, la salud y la pérdida de calidad de vida de todos y cada uno de nosotros. Quizá hoy veamos solo un anuncio en el periódico, o nos enteremos de cuan mal están las cosas por las cifras y las estadísticas que proporcionan las autoridades, pero debemos comprender que en cada accidente se pierde un proyecto de vida, hay hijos que quedan huérfanos y los lesionados quedan con limitaciones para toda la vida, situación que se agrava aun mas si tenemos en cuenta esto es el resultado de nuestras malas acciones y omisiones, ya que estas situaciones las podemos prevenir. “Muchas muertes y traumatismos por accidentes de tráfico, en especial los provocados por personas que conducen bajo los efectos del alcohol o de drogas, son absolutamente prevenibles. La OMS ha realizado una labor importante al concentrar su atención en la violencia vial y considerar que se trata de un problema mundial de salud pública cada vez más grave”7 afirmó Dean Wilkerson, Director Ejecutivo de Mothers Against Drunk Driving de Estados Unidos de América.

Este es un problema que va mas allá de los números y las estadísticas, en nuestras manos está la construcción de un mejor contexto cultural y de ejercicio de ciudadanía  para nosotros y para las futuras generaciones, no podemos olvidar que “Los esfuerzos actualmente desplegados para promover la seguridad vial son insignificantes al lado de ese sufrimiento humano creciente”8 . La Violencia Vial debe ser asumida como un problema de salud pública y es nuestro deber ser parte del remedio para esta enfermedad, desde un ejercicio responsable de Ciudadanía, buscando siempre un equilibrio entre nuestros Derechos y nuestros Deberes.

[pie]1 Bertoti Eduardo, “Del hecho accidental al acto prevenible”, En: Rio Negro On Line, Septiembre 8 de 2009,  Argentina, Disponible en: http://www1.rionegro.com.ar/diario/2009/09/08/1252434372.php[/pie]

[pie]2 Vicente Navarro, “Concepto Actual de Salud Pública”, Johns Hopkins University, USA, Pág. 6, Disponible en: http://uiip.facmed.unam.mx/deptos/salud/censenanza/spi/fundamentos/navarro.pdf[/pie]

[pie]3 “Salud Pública”, Departamento Nacional de Planeación, Colombia, Disponible en: https://www.dnp.gov.co/Programas/DesarrolloSocial/Subdirecci%C3%B3ndeSalud/Saludp%C3%BAblica.aspx[/pie]

[pie]4 Vicente Navarro, “Concepto Actual de Salud Pública”, Johns Hopkins University, USA, Pág. 2, Disponible en: http://uiip.facmed.unam.mx/deptos/salud/censenanza/spi/fundamentos/navarro.pdf[/pie]

[pie]5 “Siniestros Viales: Del hecho accidental al acto prevenible”, Consejo Directivo ISEV, En: Seguridad Vial. Revista del Instituto de Seguridad y Educación Vial, Nº104, julio – agosto – septiembre, Argentina, 2009, Pág. 2[/pie]

[pie]6 “Informe mundial sobre prevención de los traumatismos causados por el tránsito”, Organización Mundial de la Salud, Prefacio Luis Inácio Lula da Silva, Presidente de la República Federativa del Brasil, Ginebra, 2004, Pág. xi[/pie]

[pie]7 “Informe mundial sobre prevención de los traumatismos causados por el tránsito”, Organización Mundial de la Salud, Ginebra, 2004, Pág. ii.[/pie]

[pie]8 “Informe mundial sobre prevención de los traumatismos causados por el tránsito”, Organización Mundial de la Salud, Preámbulo, Ginebra, 2004.[/pie]