Por una mejor convivencia: Que ni los chismes, ni las malas vibras, nos impidan ver con claridad a los demás

Por una mejor convivencia: Que ni los chismes, ni las malas vibras, nos impidan ver con claridad a los demás

Al hablar de lo bien o mal que estamos en términos de construcción de ciudadanía y de cultura ciudadana es muy común abordar temas de interés general relacionados con aspectos de carácter público relacionados con la ciudad, la participación política y dinámicas sociales, pero poco se habla del impacto que tienen las acciones u omisiones de las personas en entornos que aparentemente son un poco mas privados, como el colegio, el trabajo, la universidad, los espacios de convivencia ciudadana, residenciales, entre otros. Y es allí donde se presentan dinámicas que deberían preocuparnos como sociedad, como el bullyng, el matoneo, el acoso desde el laboral hasta el sexual, y demás situaciones que afectan el desarrollo de las personas, y que pueden llegar a la vulneración de sus derechos como consecuencia del mal manejo de las relaciones interpersonales, los chismes y el aislamiento provocado con mala intensión por parte de quienes que quieren anular a otras personas.

¿Alguna vez les ha pasado que al conversar sobre una película, un libro, o cualquier tema, ellos tienen una opinión o una valoración diferente a la suya?, ¿Tal vez a ellos les aburre la saga de películas que a nosotros nos apasiona?, ¿Tu plato favorito jamás estaría en el menú de ellos?, ¿Tu mejor amigo o tu mejor amiga le cae mal a otras personas, a pesar de que tu sabes que es una persona valiosa?

Muy seguramente la respuesta a las anteriores preguntas es SI, y esto pasa cuando ponemos en contraste nuestra opinión con la de los otros con respecto a personas, situaciones, cosas, lugares, entre otras cosas que ya conocemos, y sobre los cuales la valoración de los demás llega después de nuestra propia experiencia.

Pero ¿qué ocurre cuando antes de permitirnos conocer a otras personas, asumimos como ciertos los calificativos y la valoración que hacen de ellos personas cercanas a nosotros?, ¿será que nos perdemos la posibilidad de conocer a los demás por las limitaciones del criterio de otros?, ¿alguna vez hemos rechazado y hasta despreciado a alguien porque un amigo o amiga nos habló mal de él o de ella?

Cada quien tendrá sus propias respuestas y recordará sus propias situaciones bien sea como victima o como victimario, algunas veces habremos asumido posturas conforme al criterio de otros, para bien o para mal, otras veces habremos escuchado muchas cosas, pero sin renunciar a nuestra posibilidad de conocer a las personas, para así formarnos nuestra propia opinión a partir de nuestra propia experiencia, y así, hemos cerrado el espacio de que sean otros quienes nos digan qué pensar, y cómo actuar con respecto a los demás.

Es importante comprender que debemos ser justos y tratar a las demás personas con dignidad, respeto y empatía, y para ello es necesario abrirnos a la posibilidad de conocer, en lugar de juzgar y alinearnos en la opinión de otras personas que tal vez lo único que quieren es ponernos como fichas en un tablero de ajedrez, para consolidar su posición, eclipsar a otras personas, aburrirlas, u otras dinámicas que se pueden presentar a nivel de convivencia en entornos académicos, laborales, vecinales, en escenarios para el desarrollo de actividades deportivas, y demás lugares donde podríamos interactuar con los demás y enriquecer nuestra red de relaciones sociales si decidimos actuar con criterio propio, de manera justa y asertiva.

Para que nuestro país logre mejores niveles de calidad de vida no basta con la mejora de indicadores macroeconómicos, tampoco basta con el crecimiento del potencial del sector privado, ni con que exijamos un mejor desempeño por parte de los encargados de la función pública, también es necesario que todos pongamos nuestro granito de arena en la construcción de mejores relaciones interpersonales, actuando de manera justa, colaborativa, empática y pensando siempre en nuestro bienestar y en el del prójimo, evitando caer en practicas como el chisme y los comentarios que pueden afectar la reputación de las personas, anularlas y aislarlas en los diferentes espacios en los que actuamos. Que nuestro papel sea sumar y aportar, desde la comprensión, la justicia y el carácter para forjarnos siempre un criterio propio.

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