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«El amor a la morada humana es una garantía moral, es una prenda de que la persona ha alcanzado un apreciable nivel del bien: aquel en que se confunden el bien y la belleza, la obediencia al mandamiento moral y el deleite en la contemplación estética. Este punto es el más alto que puede alcanzar, en el mundo, el ser humano”1.
Creer que el paso del tiempo trae siempre cosas buenas o un mejoramiento de las condiciones actuales no siempre es correcto, el paso del tiempo no nos puede llevar a un mejor estado si no actuamos y tomamos parte en la transformación positiva de nuestro entorno. La desidia y la indiferencia pueden ayudar a que se olviden, pierdan y deterioren los logros obtenidos por nuestras sociedades, si no se actúa con dinamismo y la ciudadanía junto con las instituciones no se replantean día a día la forma de hacer frente a los problemas. De nosotros depende que el futuro sea mejor o por el contrario sea más caótico.
Los proyectos de Renovación Urbana por plausibles, necesarios, modernos y útiles que sean no pueden mejorar los grupos poblacionales que conforman la ciudad. En lo sustancial, poco ha servido hacer de la Plazoleta de San Victorino un lugar más amable, con una escultura contemporánea con láminas metálicas policromadas, con un espacio para una fuente de agua cristalina, con bancos y espacios para que la población disfrute de esta hermosa ciudad, “Se puede haber adelantado en muchas cosas y, sin embargo, no haber alcanzado la verdadera cultura”2. El proyecto inicial finalmente termino cediendo, y se acomodo a las condiciones culturales características de la población de este sector, quizá por cansancio, por decidía administrativa, por miedo, por temor, por la inseguridad o por falta de cultura ciudadana que permitiera un uso adecuado de este espacio.
Ahora esta plazoleta esta monopolizada por los vendedores ambulantes, ladrones, prostitutas, emboladores, borrachos (un problema de salud pública) y quienes venden minutos, entre otros, que configuran un escenario variopinto en donde es fácil que se camufle y se mimetice la delincuencia, en un lugar en el que es fácil despojar a los ciudadanos de bien de sus pertenencias, ya que casi todo el que va a este sector tiene el propósito de comprar mercancía de buena calidad y a bajo costo. Miles de comerciantes minoristas van allí a comprar lo que necesitan para surtir sus negocios, lo que convierte este sector en tierra fértil para los ladrones, quienes asechan como hienas a los desprevenidos.
Hemos avanzado, ya no se presentan las condiciones de inseguridad tan graves como las que se presentaban cuando existían las Galerías Antonio Nariño, creadas por el Alcalde Jorge Gaitán Cortes en 1962, las cuales con el tiempo se convirtieron en el escenario propicio para la delincuencia, so pretexto de ejercer una actividad económica y bajo el conocido e histórico coro que busca reivindicar los derechos y olvida los deberes ciudadanos: “tenemos derecho al trabajo”, “nos estamos ganando la vida”, “de esta actividad dependen nuestros Niños y Niñas”, etc…., el sector se degrado por el accionar delictivo, pero también por el silencio, la complicidad y la tolerancia de los ciudadanos que no hicieron nada por hacer de este un sector seguro, a quienes se les olvido que “en la vida civilizada, por cada derecho o cosa que podemos exigir existe un deber o cosa que debemos dar. Y este cambio o transacción es lo que hace posible la asociación de los hombres”3 . Un titular de prensa del 19 de febrero de 1994 puede servir de ejemplo para mostrar la situación que se vivía entonces:
“Una caseta que en apariencia expendía ropa usada en pleno corazón de Bogotá era la fachada de un centro de abastecimiento de munición de los grupos de delincuentes comunes que actúan en la capital. Así lo establecieron el pasado jueves investigadores de la Subdirección de Policía Judicial e Investigación (Dijin), tras una operación que culminó con el decomiso de 3.500 cartuchos de origen italiano, venezolano y estadounidense”4.
En el documento “Imagen y memoria de la transformación urbana de San Victorino” elaborado por Sandra Jinneth Sabogal Bernal, el cual sugerimos a nuestros lectores, se presentan “cuatro momentos de ruptura y de diversas dinámicas urbanas, así como de cambio de imagen de San Victorino a partir de las transformaciones físicas.”5 Los problemas y cambios que ha tenido que afrontar este sector son propios de una ciudad en constante transformación, desde su fundación como parroquia en 1578 hasta hoy, San Victorino ha sido objeto de múltiples usos y ha afrontado diversos problemas. De nosotros depende que los problemas no estén por encima de nuestra voluntad, capacidad para afrontarlos y asumir con compromiso la tarea de construir una mejor ciudad. En nuestras manos está la posibilidad de no cometer más errores y de no perder los logros alcanzados por la ciudad, como ocurrió con el Tranvía Eléctrico que alguna vez tuvimos y que perdimos por no tener visión, por creer que la ciudad y nuestro futuro son algo que no merece proyección y que se agota con nuestra existencia, desconociendo nuestra responsabilidad para con las futuras generaciones.
Atrás quedan los buenos ejemplos de gobierno, en donde sin temor al rechazo popular, los lideres tomaban decisiones a favor de la Ciudad y de la mayoría de los ciudadanos, anteponiendo por sobre todo el Deber Ser, el Bien Público, dejando de lado las ambiciones y proyectos partidistas, personales o grupales, que no permiten construir ciudad por el afán de consolidar un capital social y electoral que a futuro acerque a los “lideres” a la consecución de sus objetivos personales, no hacer nada significativo para no incomodar a las mayorías, acercarse al nivel moral e intelectual de las masas para ser uno más, renunciando a la tarea moral de los lideres, a veces un poco gravosa de impulsarlos hacia un mejor futuro, de sacarlos de la comodidad del presente para asumir la construcción de una mejor sociedad, pensando en términos de Costo-Beneficio personal, sin asumir el riesgo de transformar la sociedad para adaptarse a ella y ganar el beneplácito de las mayorías del presente y comprometiendo así el bienestar de las generaciones futuras. La administración distrital actual se caracteriza por ser razonable, entendiendo que: “El hombre razonable se adapta al mundo; el irrazonable intenta adaptar el mundo a sí mismo. Así pues, el progreso depende del hombre irrazonable”6. La construcción del Bienestar colectivo no siempre redunda en beneficios o favoritismos personales a largo plazo, “(…) la moral está muy por encima de estas satisfacciones exteriores. A veces, su acción va directamente en contra de nuestra conveniencia”7. Ojala volvieran los tiempos en que se tomaban decisiones realmente Progresistas, para una ciudad pensada para las futuras generaciones, las cuales se tomaban en el entendido que incomodaban a ciertos grupos, los cuales se tenían que acomodar a la ciudad y no la ciudad a ellos, a continuación presentamos dos ejemplos de ello:
La decisión del Teniente Coronel, Gobernador de la provincia de Bogotá Alfonso Acevedo Tejada, de prohibir el ingreso a la ciudad, de mulas y carruajes por ser los causantes de la destrucción de la infraestructura vial del momento dentro de la ciudad.
Enrique Peñalosa en 1998 acabo con la Calle del Cartucho y desalojo las casetas de la Galería Antonio Nariño, en una medida poco popular en la que se hizo prevalecer el interés general sobre el particular, en la cual prevaleció lo que en su momento Antonio Caballero llamo “delirio urbanístico del alcalde Enrique Peñalosa8 ”.
Ojala todos nuestros líderes sufrieran de este tipo de “delirios”, que transformen nuestra realidad y nos inviten a la construcción y la apropiación de una mejor ciudad. Esta es una reflexión para los ciudadanos, para los Bogotanos y demás compatriotas que habitan esta hermosa ciudad, es importante que entendamos que el cumplimiento de las normas no puede ser discrecional para los ciudadanos, y muchísimo menos el ejercicio y control por parte de las autoridades distritales, la omisión en el cumplimiento del ejercicio de la autoridad consolida un sistema en el que reina la anomia y trae consigo condiciones de inseguridad, insalubridad, descomposición social que anulan las condiciones para nuestro progreso y el de nuestra ciudad. El estado actual de la mariposa hace que recobren importancia las siguientes palabras:
“Las buenas obras del hombre deben ser objeto de respeto para todos los hombres. Romper un vidrio por el gusto de hacerlo, destrozar un jardín, pintarrajear las paredes, quitarle un tornillo a una máquina, todos éstos son actos verdaderamente inmorales. Descubren, en quien los hace, un fondo de animalidad, de inconsciencia que lo hace retrogradar hasta el mono. Descubren en él una falta de imaginación que le impide recordar todo el esfuerzo acumulado detrás de cada obra humana”9 .
La Teoría del Caos, le da la importancia adecuada a cada una de las variables que intervienen en cada escenario, con la frase “Si agita hoy, con su aleteo, el aire de Pekín, una mariposa puede modificar los sistemas climáticos de Nueva York el mes que viene”, J. Gleick logra hacernos ver la importancia de cada una de nuestras acciones y omisiones en la construcción de nuestro futuro. Acciones positivas como la adecuada utilización de la Fachada del Edificio Colpatria, suman, ayudan a hacer de nuestra ciudad un lugar más agradable y se constituyen en un ejemplo a seguir por parte de la ciudadanía. Bogotá avanza pero la Plazoleta de San Victorino y su población parecen estar en disonancia con la ciudad, bien lo dice un conciudadano:
“Soy de aquellos que considera que San Victorino es un sector totalmente opuesto a lo que representa Bogotá y su cultura en el país. San Victorino para mi es la clara muestra de un pobre acoplamiento de muchas personas de otras zonas del país a la cultura Capitalina, personas que pertenecen a cierto sector poblacional específico, más específico no podría ser. Después de recorrer casi a diario esta zona durante cinco meses lo único que puedo afirmar es que San Victorino NO es Bogotá.”10.
La sección Cívico Vs. Gamberro es un espacio de reflexión sobre las cosas positivas que debemos replicar para aprender y muestra las situaciones que están mal con el propósito de reflexionar y actuar para hacer de Bogotá una ciudad Perfecta. No olviden hacernos llegar fotos, videos y reflexiones para seguir trabajando por nuestra querida Bogotá.
[pie]1 Reyes Alfonso, “Cartilla Moral”, Alcaldía Mayor de Bogotá, Abril de 2010, Bogotá, Lección 11, Pág. 40.[/pie]
[pie]2 Ibíd. Cartilla Moral, Lección 3, Pág. 20.[/pie]
[pie]3 Ibíd. Lección 6, Pág. 27.[/pie]
[pie]4 “Hallaron 3.600 cartuchos en una caseta de San Victorino”, 19 de Febrero de 1994, En: Eltiempo.com, Disponible en: http://www.eltiempo.com/archivo/documento/MAM-49418[/pie]
[pie]5 Sabogal Bernal Sandra Jinneth, “Imagen y memoria de la transformación urbana de San Victorino”, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, En: Bitácora Urbano Territorial 10 (1) 2006: 234 – 247, Pág. 235[/pie]
[pie]6 Frases del Escritor Irlandés George Bernard Shaw (1856-1950), En: Proverbia.net, Disponible en: http://www.proverbia.net/citasautor.asp?autor=916[/pie]
[pie]7 Op.cit, Reyes Alfonso, “Cartilla Moral”, Alcaldía Mayor de Bogotá, Abril de 2010, Bogotá, Lección 4, Pág. 21.[/pie]
[pie]8 Caballero Antonio, “Nerón Alcalde”, Lunes 21 de Diciembre de 1998, En: Semana.com, Disponible en: http://www.semana.com/opinion/neron-alcalde/41138-3.aspx[/pie]
[pie]9 Op.cit, Reyes Alfonso, “Cartilla Moral”, Alcaldía Mayor de Bogotá, Abril de 2010, Bogotá, Lección 10, Pág. 38[/pie]
[pie]10 Skyscrapercity.com Forums, Octubre 17 de 2009, Disponible en: http://www.skyscrapercity.com/showthread.php?t=836782&page=36&langid=6[/pie]