Las 3 trampas más comunes de las estrategias electorales y políticas contemporáneas en Colombia

Las 3 trampas más comunes de las estrategias electorales y políticas contemporáneas en Colombia:

A propósito de las elecciones que se avecinan en nuestro país, para elegir las autoridades a nivel territorial, a continuación, les presentamos algunas consideraciones para ejercer el derecho al voto de manera responsable, cumpliendo el deber de elegir con claridad y actuar sin indiferencia.

En Colombia se ha hecho costumbre ver cosas como las siguientes:

  • En muchos casos se financian las campañas con dineros provenientes de las economías ilícitas y con el apoyo de actores armados con la capacidad de coaccionar al electorado en sus zonas de influencia.
  • Se prometen cosas que realmente no se cumplen, tanto por la falta de competencias legales, por falta de presupuestos, falta de capacidades técnicas, profesionales y de gerencia pública. Esto, sin contar con las estrategias electorales en las que se proponen cosas contrarias a lo que realmente se piensa hacer una vez ganadas las elecciones, tal como dijo Clara López: “Uno puede decir no y después cambiar de opinión”.
  • Los partidos políticos hacen un filtro previo en las listas para garantizar que elijamos solo entre las opciones que ellos validaron previamente, de allí que la elección real inicia solo con las personas con poder político o económico, y se quedan por fuera liderazgos emergentes. La nuestra es una elección de segunda mano.
  • Los debates políticos se orientan hacia las personas y no hacia las ideas, poco se habla de las mejores formas de solucionar problemas públicos, y mucho se habla de elementos subjetivos propios de narrativas construidas para mover las emociones del electorado, más que su racionalidad.
  • El día de elecciones, en el conteo de votos milagrosamente aparecen cerca de un millón de votos para un solo partido, y candidatos de la primera a la segunda vuelta consiguen más de 3 millones de votos sin saber de dónde… lo que hace a la Registraduría un actor relevante y dudoso.

 

Todo parece indicar que atrás quedo la idea de que lo importante en una campaña política electoral son las ideas, la experiencia y la capacidad de gestión pública y liderazgo de las personas para elegir el mejor candidato con base en una adecuada confrontación de propuestas para resolver problemas públicos. Y quizá, en un pasado más remoto queda la idea de que los partidos sean plataformas de pensamiento político e ideológico con unidad de criterio y pensamiento político, porque en realidad funcionan como grupos de personas con los mismos intereses de carácter privado, o personal, más que con las mismas convicciones sobre asuntos de carácter colectivo.

Para evitar que quienes corren la línea de la ética en desarrollo de las estrategias de política electoral, nos muevan a su antojo como marionetas del lado de las narrativas que más les convienen, es importante tener en cuenta las siguientes 3 trampas que se plantean desde muchas (afortunadamente no todas) las campañas políticas electorales:

1 Correr la línea ética: Hay quienes creen que el bienestar y el progreso de la sociedad depende de la cantidad de indicadores de riqueza material, y de las habilidades discursivas y de persuasión de las personas que asumen roles de liderazgo. Sin embargo, la administración de la riqueza, y el ejercicio de las competencias constitucionales que confieren algunas facultades para el ejercicio de algún tipo de poder político, no solo requieren de la habilidad de conseguir votos. También se necesita de una formación en valores lo suficientemente sólidas para un ejercicio ético y productivo del poder en beneficio de todas las personas, y no solo de quien ganó las elecciones y sus círculos más cercanos. Pasar del bienestar individual de quien gana las elecciones, sus familias y sus equipos más cercanos, a conseguir el bienestar de toda la sociedad, ha sido una tarea casi imposible.

Algo de lo que se puede estar seguro, es que quienes creen que el poder lo es todo, lo harían todo por el poder, incluso cosas ilegales e incorrectas, de allí el riesgo de apoyar a quienes calumnian, quienes fundan su valor en el desprestigio del otro, quienes juegan de manera irresponsable con las expectativas del electorado para prometer cosas irrealizables, y quienes están dispuestos a aliarse con cualquier tipo de personas con tal de ganar, o peor que apoyar este tipo de conductas, es hacer esas mismas cosas desde la ciudadanía, tan grabe es corromper a los individuos desde posiciones de liderazgo, como ser seguidores que replican estas dinámicas en sus entornos familiares, de convivencia ciudadana y en las redes sociales.

2 No todo lo que se ve, lee, y escucha en el mundo virtual es real:

En un momento de la historia, en que las interacciones virtuales ayudan a moldear la opinión de las personas, y la posibilidad de difundir información es algo muy fácil y ya no es solo responsabilidad de los medios de comunicación oficiales y los más notorios de carácter privado, es importante tener claro lo siguiente:

  • Es muy común que las personas que buscan objetivos políticos y electorales tiendan a falsear el número de seguidores e interacciones en redes sociales.

 

  • Las tendencias, son manipuladas e impulsadas de manera premeditada por parte de los grupos de interés, rara vez surgen como una manifestación espontánea de amplios sectores de la opinión pública.

 

  • No todos los activistas en redes sociales son genuinos y desinteresados comprometidos con una u otra causa, ya que es normal el uso de bodegas para impactar el debate público.

3 Se promueven los discursos llenos de odios para capitalizar la insatisfacción de las personas, y se dejan de lado las propuestas serias y bien estructuradas:  

Las propuestas de programas políticos para el ejercicio del gobierno, muchas veces pasan a un segundo plano, y se busca priorizar la polarización con fines electorales. Estos discursos no solo van dirigidos hacia los candidatos contrarios, también van hacia los periodistas y medios de comunicación que se muestran contrarios a las narrativas que promueven los lideres y sectores políticos para conseguir más apoyo electoral.

Estas estrategias no solo se adelantan por parte de los lideres políticos, sus estrategas electorales, copartidarios y simpatizantes comunes y corrientes, también lo hacen personas con falsas pretensiones de intelectualidad y creación de contenidos, como ocurrió con una serie que apenas fue reconocida por su creador, como un arma electoral, la cual pueden ver en el siguiente enlace: https://vm.tiktok.com/ZMjyx2Bcu/

 

Así las cosas, es necesario que todas las personas hagan un ejercicio de análisis muy responsable, y les cierren espacios a las estrategias de manipulación para orientar su voto. Si realmente queremos un mejor país, debemos empezar por llevar a la excelencia nuestra condición como ciudadanos.