Nuestra vida se desarrolla de manera alterna entre espacios privados y públicos, nadie se puede aislar y desarrollar todas sus actividades desde el hogar. El político, sociólogo, jurista y ensayista español Enrique Tierno Galván decía: “Todos tenemos nuestra casa, que es el hogar privado; y la ciudad, que es el hogar público”, desde esta perspectiva, todos debemos asumir la responsabilidad de velar porque nuestro hogar público, al igual que el privado este lleno de armonía y equilibrio, por nuestro bien, el de nuestros seres queridos y nuestros conciudadanos.
La falta de orden, aseo, buen uso y corresponsabilidad de los ciudadanos con el espacio público genera condiciones de abandono, falta de higiene y deterioro de nuestro entorno. Actos que parecieran un lugar común y simple entre los promotores del civismo como recoger un papel y no arrojar basura en la calle nos dan una muestra de la falta de sentido de pertenencia y apropiación de lo público por parte de quienes día a día incumplen las normas, arrojan la basura donde quieren y no donde deben, no la sacan en los horarios establecidos y con total indiferencia ensucian nuestra ciudad. No es casual que muchas personas prefieran ir a un centro comercial los fines de semana en familia, hacer las compras necesarias y salir de la rutina diaria en estos espacios en lugar de transitar las calles y hacer uso del espacio público.
En los centros comerciales se vive una cultura de orden, se percibe mayor seguridad y se generan dinámicas de convivencia respetuosas, por el contrario el espacio público es percibido como tierra de todos y de nadie, un espacio sucio en el que los habitantes de calle esparcen la basura después de sacar de las bolsas el material que pueden aprovechar, defecan y orinan a su antojo, ejercen la mendicidad de manera grosera y agresiva; la calle y el espacio público se ha dejado de lado porque se percibe inseguridad, los sectores comerciales como San Victorino, Chapinero, los San Andresitos, la Carrera Séptima y demás sectores se encuentran azotados por la delincuencia sin que esto parezca importarle al gobierno distrital.
Nos encontramos en un momento de decadencia y abandono del espacio público, la indiferencia institucional y la falta de apropiación, cultura ciudadana y corresponsabilidad, han contribuido en la consolidación de un modelo de ciudad en el cual los espacios regidos por la propiedad privada, cuidados por las empresas de seguridad privada y aseados por empresas prestadoras del servicio a particulares, las cuales ofrecen más y mejores condiciones de calidad de vida a la ciudadanía. Esta es la razón por la cual “Un rol protagónico en estas nuevas formas de vida pública lo desempeñan los malls o shoppings. Son los nuevos lugares “modernos, seguros, limpios y tranquilos”, en contraste con el espacio público “viejo, sucio, feo, contaminado y peligroso”16 .
Aunque la solución a esta situación debe ser liderada por la administración distrital y la policía, ningún progreso se logrará sin el compromiso y la participación de toda la ciudadanía. No podemos pedir que haya una empresa de aseo eficiente que nos garantice una ciudad limpia si arrojamos la basura donde nos va dando la gana, y la sacamos en horarios diferentes a los establecidos. El afeamiento de nuestra ciudad está en proporción a nuestro desgreño, desidia e inadecuado ejercicio de ciudadanía, la ciudad es el reflejo de sus ciudadanos, no se puede tener una ciudad ordenada y limpia si contamos con cerca de ocho millones de habitantes que hacen lo que quieren, cuando quieren y como quieren sin pensar en el impacto colectivo de cada uno de sus actos y sin cumplir las normas.
Se nos olvida que si hacemos de Bogotá un lugar más agradable mejoraremos la calidad de vida nuestra y la de nuestros seres queridos, esta es nuestra responsabilidad, en nuestras manos esta hacer que nuestra cotidianidad sea más agradable, es tarea de los padres educar a sus hijos desde el ejemplo y promover el sentido de pertenencia y el amor por la ciudad en la que nos educamos, trabajamos, vivimos y nos desarrollamos como individuos. Recordemos que “Robinson, Siles y Schmid (2003), respecto de la pobreza y la precariedad urbana, resaltan la necesidad de “creación de valores afectivos en los lugares”. Estos autores sostienen que los lugares adquieren valores afectivos cuando se producen en ellos experiencias positivas”17 .
Esperar respuestas institucionales por parte de la alcaldía y la policía para tener una ciudad más limpia, ordenada y segura no es la mejor opción, la mejor forma de alcanzar esta ciudad ideal es Construirla, desde un ejercicio de ciudadanía activa, responsable, propositiva, cumplidora de normas, con Sentido de Pertenencia y Amor por Bogotá. No es casual que “La revisión de diversas experiencias y las lecciones que de ellas se desprenden, señalan que la creación de espacios públicos seguros no pasa solamente por implementar las tácticas de planificación y diseño pertinentes. También es fundamental que la comunidad se apropie de su entorno y pueda construir lazos de confianza y solidaridad que la ayuden a mejorar su calidad de vida, y que contribuyan a potenciar su capacidad de organización y formulación de nuevas iniciativas”18
La apuesta por la construcción de un Hábitat ideal es de vital importancia para la construcción de una ciudad más segura, no podemos ignorar que “Las variables que explican el temor de las personas a la delincuencia no se restringen solamente al hecho de haber sido víctimas de un delito, sino que incluyen otros eventos, como, por ejemplo, el sentimiento de no pertenencia a un lugar o comunidad y la percepción de descuido en los espacios comunitarios, o ciertas características ambientales, como la falta de iluminación en lugares por los que deben transitar, las condiciones de sanidad, la forma del trazado urbano, entre otras”19 . Tenemos que observar la Seguridad desde una perspectiva compleja para poder dimensionar la realidad y plantear respuestas institucionales y ciudadanas pertinentes y adecuadas que promuevan la transformación de “espacios urbanos con características ambientales que no promueven la vigilancia natural por parte de la comunidad y que le indican la ausencia de control sobre lo que ocurre en ellos a los potenciales infractores de ley, y que, por ende, aumentan las probabilidades de la ocurrencia de delitos y la percepción de inseguridad de la comunidad”20 . Este es un llamado a los líderes locales, Juntas de acción comunal y demás organizaciones a renovar su compromiso con la comunidad, ya que “Estimular la confianza y colaboración entre los vecinos: el reforzamiento de la confianza mutua y el sentido de pertenencia de los habitantes con su entorno fomentan el control social que se ejerce sobre un sector, lo que contribuye a generar un uso adecuado y cuidado de éste” 21.
La respuesta a la desidía administrativa y falta de compromiso de las instituciones públicas no puede ser la indiferencia, la legitimación, la renuncia a una mejor ciudad ni el desaliento, menos aun cuando la falta de orden y aseo además de generar condiciones de insalubridad generan espacios propicios para la delincuencia. Nuestra tarea es ejercer ciudadanía de manera responsable y recordar siempre que “Es necesario que actuemos y exijamos de las autoridades mayor eficiencia y respuesta a las acciones delictivas de nuestra ciudad, denunciar ante las autoridades es muy importante, así la respuesta sea nula y la denuncia no pase de ser un saludo a la bandera, debemos denunciar, vigilar y asumir hábitos de protección individual y colectiva para enviar un mensaje claro a quienes forman parte de las Fuerzas Armadas, a los políticos, a los jueces y a los demás líderes de nuestra sociedad: Esta es una ciudadanía proactiva, diligente, resiliente, corresponsable y comprometida con un mejor futuro, que estará atenta para darles ejemplo de civismo, amor a la patria, amor por Bogotá y compromiso en la construcción de una mejor sociedad”22.
[pie][16] Segovia Olga, Jordán Ricardo, “Espacios públicos urbanos, pobreza y construcción social”, Naciones Unidas, CEPAL, Serie Medio ambiente y desarrollo, Santiago de Chile, Diciembre, 2005, Pág. 9.[/pie]
[pie][17] Ibíd. Pág. 16.[/pie]
[pie][18] Ibíd. Pág. 30.[/pie]
[pie][19] “Espacios Urbanos Seguros. Recomendaciones de diseño y gestión comunitaria para la obtención de espacios urbanos seguros”, Banco Mundial, Asociación Chilena de Municipalidades, Gobierno de Chile, Chile, Pág. 10.[/pie]
[pie][20] Ibíd., Pág. 13.[/pie]
[pie][21] Ibíd., Pág. 15.[/pie]
[pie][22]Ciudadanía para el Desarrollo Consultoría (antes Fundación Bogotá Mía), “Indolencia Colectiva e Institucional”, Febrero, 2012, Disponible en: http://blog.ciudadaniaparaeldesarrolloconsultoria.com/2012/02/indolencia-colectiva-e-institucional.html[/pie]