La palabra Contrabando tiene “un origen etimológico de la unión de dos voces: contra que alude al hecho de tener una conducta opuesta a algún mandato y bando que en la edad media constituía una ley o pregón público de cumplimiento obligatorio” 1. Para eludir los controles del gobierno, de carácter policivo o aduanero, los contrabandistas incurren en actividades delictivas que erosionan el ejercicio de la administración y socaban la posibilidad de construir una nación con optimas condiciones de seguridad.
Contribuir en la construcción de una dinámica en la cual prevalece el beneficio particular por encima de los intereses colectivos afecta nuestro desarrollo como seres humanos y el desarrollo de nuestra querida Bogotá, porque crea el clima propicio para que este tipo de situaciones se conviertan en parte de una cotidianidad que nos limita y nos hace ciegos o indiferentes frente a situaciones que destruyen el entorno en que vivimos y del cual somos responsables. Algunas de estas situaciones son:
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- La reducción en el pago de impuestos reduce los ingresos del Estado. Esto impacta de manera negativa la ejecución de las políticas públicas porque reduce el dinero sobre el cual se basa la ejecución presupuestal. Esto implica un recorte de las posibilidades de inversión en objetivos de interés colectivo, como la educación, seguridad, salud, infraestructura, etc.
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- La entrada al país de mercancía extranjera de manera ilegal no tendría éxito de no ser por sus bajos precios y la aceptación en el mercado. Esto produce una competencia desleal, que nos afecta a nosotros, y si bien podemos adquirir un producto a menor costo, el valor de nuestro ahorro a corto plazo lo pagamos en el mediano y largo plazo con la pérdida de nuestro empleo o el de nuestros conciudadanos. Recordemos que “El desempleo y especialmente el de largo plazo, socava el capital humano de tal forma que las capacidades y las motivaciones se atrofian”2 , situación que ayuda a llevar la condición de ciudadanía a su mínima expresión.
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- La baja posibilidad de competir con productos ilegales reduce la inversión y aumenta el desempleo. La reducción de opciones de subsistencia en el marco de la legalidad, le abre espacios a la delincuencia, aumentando aun más las condiciones de inseguridad en Bogotá, lo que ocasiona un incremento en materia de violencia a causa de la delincuencia y la falta de una sana convivencia, situación que no es ajena en ninguna ciudad, recordemos que “algunos factores de riesgo similares tienden a hallarse globalmente, tales como la pobreza, el desempleo y las normas culturales y sociales que pueden estimular la violencia como una forma para dirimir los conflictos”3 .
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- Una de las practicas que está sujeta al contrabando es el robo de mercancía y vehículos de transporte, lo cual implica el ejercicio de la violencia contra los transportadores, quienes en muchas ocasiones son asesinados para poder apropiarse de la mercancía que transportan en ejercicio de su trabajo, la cual más adelante podemos comprar a muy bajo precio en las calles de nuestros centros urbanos. Al comprar esta clase de productos estamos apoyando estas actividades que no solo afectan nuestro aparato económico sino que asesinan a nuestros compatriotas.
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- La consolidación de zonas en las que se pueden conseguir esta clase de productos genera dinámicas de violencia por el control de estos sectores y por la reacción frente al ejercicio de la autoridad estatal en desarrollo de tareas de control e inspección sobre los impuestos y aduanas nacionales relacionados con estos centros de comercio ilegal.
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- Pérdida de competitividad y desincentivo para la creación de empresas nacionales por motivo de la intensa imitación, reproducción de copias y falsificación. Frente a la fuerte aceptación en el mercado de algunas marcas con alta demanda se presenta un incremento en la fabricación de productos con sellos y marcas falsas que no corresponden a la calidad y estándares de las empresas consolidadas que son objeto de imitación. Al consumir este tipo de productos incentivamos la imitación y comercialización de productos falsos, además limitamos nuestro sector productivo y no asumimos el compromiso empresarial de crear empresas que en el marco de la legalidad nos ofrezcan los beneficios que trae la sana competitividad.
La situación se hace más compleja si tenemos en cuenta que Bogotá al contar con cerca de 8 millones de consumidores potenciales y ser la ciudad colombiana con mejor oferta laboral y académica, se hace un escenario deseable para los contrabandistas, cuyo impacto negativo no es ajeno al escenario mundial, se calcula que “El impacto social y económico global del contrabando y la piratería alcanzará 1.7 billones de dólares para el 2015, y pondrá en riesgo 2.5 millones de empleos formales cada año, según un reporte de la Cámara Internacional de Comercio (ICC, por sus siglas en Inglés)”4 .
Uno de los elementos que agravan aún más esta situación es que su daño no se ve de manera evidente, “Hacer un cálculo de cuánto mueve el contrabando es un ejercicio casi de adivinación, pero personas que llevan años trabajando en aduanas y que hoy ocupan cargos directivos se atreven a decir que mueve hasta 5.000 millones de dólares al año. Eso sería como que cada año entraran al país, sin pagar aranceles, mercancías equivalentes a lo que costó todo el Plan Colombia”5 .
El contrabando impacta fuertemente actividades propias de una gran urbe como nuestra querida Bogotá, la cual cuenta con el parque automotor más grande del país y uno de los más grandes de Latinoamérica. Recordemos que:
“El sector de productores y comerciantes de autopartes denunció un nuevo modus operandi de los contrabandistas: el ingreso de piezas y repuestos falsificados. Según Asopartes, el gremio que los agrupa, se trata de productos falsos que ingresan legalmente pues pagan impuestos y aranceles. Se calcula que en el primer trimestre de este año han llegado mercancías de este tipo por valor de 180 millones de dólares. El fenómeno afecta la producción nacional de repuestos y a los importadores legales de autopartes homologadas, y, sobre todo, se constituye en un grave riesgo para usuarios de los automotores al emplear repuestos falsos, los cuales puede generar accidentes por desperfectos mecánicos.”6
Otro ejemplo lamentable del impacto negativo causado por el apoyo consciente o inconsciente al contrabando es el de la telefonía móvil, en la cual no solo ingresan al país equipos nuevos evadiendo el pago de impuestos, sino equipos robados que muy seguramente conseguimos a muy bajo precio pero que a nuestros hermanos latinoamericanos les pudo costar la vida, no es casualidad que “En algunos de los celulares recuperados en los operativos de la Policía (que en lo que va del año son 28 mil) han hallado tarjetas ecuatorianas y argentinas, las cuales se consiguen en 100 mil pesos”. 7
El impacto de esta actividad no es de poca monta, las soluciones deben provenir del trinomio: Sector Público, Privado y Ciudadanía, ya que de nada sirve el trabajo realizado por uno de ellos si los demás no están en sintonía. A nivel institucional debemos recordar que el Presidente Juan Manuel Santos considera el contrabando como «un objetivo de alto valor» y para combatirlo de la mejor manera dio vida al Frente Estatal Anti Contrabando (FEA). Por su parte, “Juan Ricardo Ortega ha hecho lo que ha podido para sanear la entidad: de los 8.000 funcionarios que encontró, hay 5.000 intocables porque son de carrera y no les renovó el contrato a poco más de 1.000 supernumerarios. Ha cambiado a varios de los directores de aduanas en sitios críticos y los resultados se han visto, por ejemplo, en el puerto de Barranquilla, de donde varias empresas se han ido por miedo al control. Todo eso contribuyó a que el año pasado se recaudaran por aranceles 2 billones más de lo que se tenía presupuestado”8 . Esto nos muestra que el ejercicio honesto y acertado de la Función Pública se ve reflejado en más y mejores condiciones para nuestra sociedad, la pregunta que nos debemos hacer es la siguiente: ¿estamos dispuestos a contribuir con nuestra ciudad y nuestra nación desde un ejercicio responsable de ciudadanía? Si lo que nos lleva a comprar celulares de dudosa procedencia es su bajo costo y un afán personal por no pagar el alto costo de los operadores, entonces la discusión debe ser otra, pero de ninguna manera estas pueden ser excusas para alimentar los monstruos de la violencia y la delincuencia, los cuales, aunque nos acerquen a los productos que queremos, en cualquier momento pueden tocar nuestra puerta.
Haciendo un ejercicio de prospectiva podríamos decir que si a este tipo de iniciativas se sumara el correcto ejercicio de ciudadanía tendríamos la posibilidad de avanzar en la construcción de una ciudad en la que el desarrollo económico en el marco de la formalidad nos acerque a construir mejores relaciones, en las cuales la vida, la sociedad y la ciudad estén por encima de los intereses personales.